Rosa María Medina, residente en el barrio de Las Torres (Las Palmas de Gran Canaria), relata la traumática experiencia de encontrar una rata en su vivienda. El roedor entró por una ventana durante trabajos de poda, rompiendo la mosquitera antes de refugiarse en la habitación de su madre. «Ahora vivo con las ventanas cerradas por el miedo», confiesa.
El incidente ocurrió cuando el animal saltó desde un árbol cercano, aprovechando ramas que rozaban la fachada. Aunque los operarios municipales alertaron a Rosa María, no pudieron evitar que la rata accediera al interior. Tras encerrarla en una habitación, la familia colocó trampas sin éxito. Finalmente, con ayuda de su hermano y el presidente de la asociación de vecinos, lograron matarla, aunque no sin percances: su marido sufrió arañazos y su hermano se fracturó el tobillo durante la captura.
La vecina de las Torres vive una pesadilla
La afectada denuncia la falta de mantenimiento de las zonas verdes por parte del Ayuntamiento, ya que es la segunda vez que una rata entra en su casa. Juan Angulo, representante vecinal, respalda su queja: «Las podas son insuficientes y las ratas usan los árboles como autopistas». Además, critica la ausencia de un contrato de control de plagas desde 2023, lo que ha reducido las actuaciones anuales de 2.800 a apenas 133 mensuales en 2024.
El Ayuntamiento reconoce el problema y atribuye las invasiones a la presencia de roedores, no a los árboles. Aunque han instalado 3.000 anillos antitrepamiento en palmeras, vecinos exigen soluciones urgentes, especialmente en áreas como Mesa y López o Escaleritas, donde las ratas son frecuentes. Mientras, Rosa María sigue desinfectando su casa y su madre se niega a regresar: «Tengo el cuerpo malo solo de recordarlo».
La vecina de las Torres vive una pesadilla.
Fuente: Canarias7 (5 de marzo de 2025) – Ver noticia original